Vagabundo visto por Brassaï |
Dos horas antes me desperté con la voz de una pareja de policías. Hablaban con alguien que apenas podía levantar sus dos pies del suelo. Estaban en el tercer piso, el mismo sobre el que se apoya mi apartamento. Al parecer, la tercera persona era un vagabundo. Había entrado por el portal simplemente para guardarse del frío y de la lluvia, que en la noche pasada se convirtieron en individuos atroces. Había dormido medio desnudo. Vi cómo se subía los pantalones. Apenas podía. Lo echaron. No le pude ver la cara.
Una hora después bajé a la calle para comprar el pan. Dos tramos de la escalera estaban protegidos de las pisadas por charcos líquidos. No supe -y nunca sabré- si eran prodructo del agua de lluvia filtrada por una gotera o eran orina -ya fría- del único inquilino -por desgracia fugaz- del portal número 54-56 -donde mi cuerpo vive- con el que me hubiera interesado charlar o invitar a mi apartamento -los demás apenas merecen la pena-.
A las cuatro de la tarde, empecé un nuevo relato. El argumento está claro. Cuando lo acabe puede que lo pase a este apartamento.
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