Esta entrada empezó a ser escrita hace cuatro años, cuando empezaba la carrera de filosofía en Valladolid. Alguien me envió el video de El partido de filósofos de los Monty Python. Había visto antes las tres primeras y delirantes temporadas de su circo volador. Pero nunca ese video. No se me fueron de la cabeza en varios días algunos momentos: la sorprendente entrada de Beckenbauer en la alineación de la selección alemana, los árbitros del partido... La filosofía nunca me había parecido tan divertida.
Entonces empecé a buscar el episodio entre mis discos del circo volador. Era incapaz de encontrarlo. Pero llegó el día en que un amigo me dijo que ese episodio no estaba dentro de ninguna de las temporadas originales, sino que pertenecía al Monty Python's Fliegender Zirkus -dos temporadas del circo volador para la televisión alemana-. Entonces lo descargué de manera ilegal. Desde ese día lo veo de vez en cuando. La última vez hace cuarenta y tres minutos. Me he vuelto a reir.
Entonces empecé a buscar el episodio entre mis discos del circo volador. Era incapaz de encontrarlo. Pero llegó el día en que un amigo me dijo que ese episodio no estaba dentro de ninguna de las temporadas originales, sino que pertenecía al Monty Python's Fliegender Zirkus -dos temporadas del circo volador para la televisión alemana-. Entonces lo descargué de manera ilegal. Desde ese día lo veo de vez en cuando. La última vez hace cuarenta y tres minutos. Me he vuelto a reir.
Y como me he vuelto a reir, busqué otro de mis sketches "predilectos" -hablando en términos juanmanuelpradianos (por cierto, tengo que dedicar una entrada a su programa Lágrimas en la lluvia, también desternillante)-. Es un pequeño resumen de En busca del tiempo perdido de Proust. De nuevo he reído.
ACLARACIÓN: Juan Manuel de Prada no me gusta.
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